Ven al taller del Carpintero
Ante el Cristo Poderoso
llega este débil pecador.
Al taller del buen Maestro
un dolido y tembloroso.
Jesús, que dejaste trono
hasta ser menesteroso,
clamando “misericordia”
mi vergüenza reconozco.
¡Oh, Cristo de la pasión,
en pesebre y cruz grandioso,
ya no quiero amarte en parte
mas con plena devoción!
Insatisfacción y escasez
sin pudor me abofetean...
¿A esto Dios me llamó,
diente limpio y desnudez?
Tus clavos responden: ¡No!
Las marcas gritan: ¡Jamás!
Si moriste en un eclipse
fue para ser nuestro Sol.
Y a la luz de aquel tormento
se detienen mis tormentas,
y bebiendo tus lamentos
se terminan mis flaquezas.
A la gracia, agradecido,
reclamo vida abundante,
pleno de gozo y poder
traigo un canto renacido:
¡Humanos del mundo roto,
vengan al Resucitado,
acérquense al Carpintero
que su amor lo arregla todo!
Juan Carlos P. Valero
09-02-2025
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