Los 10 mejores sonetos para Cristo

Poesía, Juan Carlos Parra,

Los diez mejores sonetos para Cristo 

En este artículo encontrarás diez bellos sonetos para Jesús. Con el título ‘Los 10 mejores sonetos para Cristo’ no pretendo decir que los sonetos que comparto sean los mejores que se han compuesto para el Salvador. Únicamente hago una declaración a modo de desiderátum; un decir, que los mejores sonetos (composición lírica por excelencia), los más bellos, los merece Cristo, tanto como El Mesías de Händel en música, La Pasión de Mel Gibson en cine, Las Crónicas de Narnia o El Progreso del Peregrino en literatura fantástica, que son obras excelsas y con una clara vocación de ofrenda de amor y gratitud al Señor Jesús.

 

Del soneto se ha dicho1 que Apolo inventó esta clase de composición como piedra de toque para mortificación y prueba de todos aquellos que alardean de ser poetas. Un soneto es una composición poética2 surgida en Europa en el siglo XIII y sumamente frecuente hasta el siglo XVII, que está formada por 14 versos de arte mayor (generalmente endecasílabos, es decir, de once sílabas). Los sonetos están organizados en cuatro estrofas fijas: dos cuartetos (de 4 versos cada uno) y dos tercetos (de tres versos cada uno).

 

Esta poética combinación llena de elegancia y sonoridad, breve y maravillosa caja de música para el espíritu, fue creada en Italia por Piero della Vigna. Después de que en ella se lucieron Petrarca y Dante, llega a España, en donde los primeros en adoptar este precioso molde fueron Boscán y Garcilaso.

 

Los principales representantes del soneto en lengua castellana fueron poetas del Siglo de Oro (siglo XV al XVII), como ya se ha dicho, Garcilaso de la Vega, Juan Boscán y, sobre todo, Lope de Vega, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Pedro Calderón de la Barca y Miguel de Cervantes3. A fines del siglo XIX se destacaron autores del modernismo como Manuel Machado y, más tarde en el siglo XX, los integrantes de la generación del 27: Federico García Lorca, Jorge Guillén y Rafael Alberti. En América se destacaron Sor Juana Inés de la Cruz (en el siglo XVII) y, muy posteriormente, en el siglo XIX, los modernistas latinoamericanos, como el poeta nicaragüense Rubén Darío (que introdujo los alejandrinos, versos de catorce sílabas). El soneto llegó también en Francia, mientras que en lenguajes nórdicos empezó a ser usado por Shakespeare y Wordsworth.

 

Y ya, sin más preámbulo, os presento los cinco primeros sonetos de este artículo. Más abajo podremos leer los cinco restantes.

 

Por cierto, incluyo al final del artículo una breve nota biográfica de cada poeta mencionado.

 

Gertrudis Gómez de Avellaneda4

Al nombre de Jesús

 

Es grata al caminante en noche fría

la alegre llama del hogar caliente;

grata al que corre bajo sol ardiente

la fresca sombra de arboleda umbría;

 

grato, como dulcísima armonía,

para el sediento el ruido de la fuente,

y grato respirar en libre ambiente

para quien sale de mazmorra impía.

 

Es grata, en fin, la lluvia al campesino;

grata al guerrero belicosa fama,

y grato el natal suelo al peregrino;

 

pero más que aire, sombra, fuente, llama,

lluvia, patria, laurel, ¡Jesús divino!,

tu nombre es grato al corazón que te ama.

 

 

Zacarías Zuza Brun5

Bodas

 

Será al atardecer, cuando dormida

esté la vega, y el sendero incierto.

Llegarás de callado. Y yo despierto

estaré, con la lámpara encendida.

 

Te daré, Mi Señor, la bienvenida

con alma alegre en el umbral abierto.

Encenderás estrellas en el huerto

y darás la señal de la partida.

 

«¡Vamos», dirán tus labios sonriendo,

«que está por el camino anocheciendo

y ya por el pomar canta el Esposo».

 

Yo te diré: «Esperando está la Esposa,

mi Señor, con la veste más preciosa

y el collar más brillante y más hermoso».

 

 

Fray Gerónimo6

Mi Dios y mi todo

 

¿Qué buscas, alma, fuera de tu esposo,

en quien está la suma de los bienes?

Si amor, mira por ti su rostro y sienes,

pies, manos y costado lastimoso;

 

si gustos, es dulcísimo reposo;

si riqueza, en la suya te mantienes;

si gracia y perfección, aquí lo tienes,

gallardo, fuerte, noble, sabio, hermoso.

 

¿Qué buscas, alma, pues? Alma, ¿qué buscas?

Fuera de aqueste amor, ¿qué amores quieres?

¿Por qué ya no te abrasas en sus llamas?

 

Si no amas esta luz, tu luz ofuscas;

si no amas esta vida, en vida mueres.

Y si no amas a Dios, alma, ¿qué amas?

 

 

Lope de Vega7

Pastor, que con tus silbos amorosos

 

Pastor que con tus silbos amorosos

me despertaste del profundo sueño,

Tú que hiciste cayado de ese leño,

en que tiendes los brazos poderosos,

 

vuelve los ojos a mi fe piadosos,

pues te confieso por mi amor y dueño,

y la palabra de seguirte empeño,

tus dulces silbos y tus pies hermosos.

 

Oye, pastor, pues por amores mueres,

no te espante el rigor de mis pecados,

pues tan amigo de rendidos eres.

 

Espera, pues, y escucha mis cuidados,

pero ¿cómo te digo que me esperes,

si estás para esperar los pies clavados?

 

 

Ricardo León8

Deseo morir y estar contigo

 

Adelgazar mi corazón quisiera

como un rayo de luna sobre el ara,

como un leve cristal que se quebrara

con sólo un beso que tu Amor le diera.

 

Que fuese blando como blanda cera...

que forma y vida de tu Amor tomara,

y en tus labios, ¡oh, Dios!, se modelara,

y en tus dedos, ¡oh Dios!, se derritiera.

 

Que limpio y suave como piel de armiño,

consiguiera moveros y moverme

fuera del mundo y su falaz cariño.

 

Que fuese casto, pequeñuelo, inerme,

como el ligero corazón del niño

que entre los brazos de su madre duerme...

 

Poeta,Sonetos,


Al comienzo de este artículo hemos introducido sucintamente el arte del soneto, llegando a la conclusión de que es la joya de la lírica, por su complejidad, belleza y métrica; y justo es que los mejores sonetos sean también los ofrendados al que, más que tener amor, es Amor en su máxima esencia.

 

Nadie ha hecho por nosotros una obra tan profunda en el esfuerzo de salvación, tan amplia en la grandeza de su amor, de tan altos vuelos, llevándonos al mismísimo Cielo, y longánime en el ejercicio del perdón y la fidelidad como la que protagonizó Jesucristo con su nacimiento, sacrificio, muerte y resurrección. Lo hizo por cada uno de nosotros; otra cosa es que recibamos humildemente su regalo de gracia y nos dejemos atraer al vínculo de una relación personal con Él. Pero si lo hacemos, si nos acercamos a Jesús y lo conocemos, más allá del estereotipo religioso, descubriremos la Vida en su más puro sentido y nos sabremos eterna e incondicionalmente amados (sin merecerlo). Esa misericordia maravillosa movió y sigue inspirando la pluma de los mejores poetas. De manera que, ¡sean los más bellos sonetos declamados para Cristo!

 

A continuación, os invito a leer cinco sonetos más. Pero antes, permitidme recordar lo que el soneto es para el mundo de la poesía.

 

A lo largo de la historia literaria se ha venido asegurando que el soneto es la estructura más compleja que puede presentar la poesía métrica. Si hubiera que destacar una sola forma poética de la literatura occidental, elegiríamos el soneto. Podemos situar el surgimiento del soneto en los albores del Renacimiento9, quizás un poco antes, según queramos creer que se origine con los trovadores de la lírica provenzal o en las plumas italianas. Si bien antes no existe rastro, a partir de los s. XV-XVI se reproduce con elegancia y maestría en las manos de grandes poetas: Marqués de Santillana, Dante, Petrarca, Garcilaso, Shakespeare, etc.

 

Decía el poeta que10 tanto “la alegría como el dolor prohíben los discursos largos” (Petrarca, 2008:97). Pero, como aclara Ana Suárez, profesora titular de Literatura Española en la UNED, el soneto es la “estructura apropiada para refrenar el sentimiento y manifestar un equilibrio entre la expresión y el contenido”. El soneto recuerda, en su esencia renacentista, a la imagen del hombre de Vitrubio de Leonardo da Vinci: las proporciones del cuerpo, sede de las pasiones, describen a su vez líneas y círculos que denotan su perfección. La emoción encaja en la razón. El soneto lo prueba.

 

Será un placer para el alma leer los cinco sonetos que nacen de una profunda pasión o gratitud hacia el Mesías. Os recuerdo que dejo un esbozo biográfico de cada autor al pie de este soliloquio.

 

Fray Luis de León11

Soneto IV

 

¡Oh cortesía, oh dulce acogimiento!

¡Oh celestial saber, oh gracia pura!

¡Oh de valor dotado y de dulzura,

pecho real, honesto pensamiento!

 

¡Oh luces, del amor querido asiento!

¡Oh boca donde vive la hermosura!

¡Oh habla suavísima, oh figura

angelical! ¡oh mano, oh sabio acento!

 

Quien tiene en solo vos atesorado

su gozo y vida alegre y su consuelo,

su bienaventurada y rica suerte,

 

cuando de vos se viere desterrado,

¡ay!, ¿qué le quedará sino recelo,

y noche y amargor y llanto y muerte?

 

 

Miguel de Guevara12

No me mueve

 

No me mueve, mi Dios, para quererte

el cielo que me tienes prometido,

ni me mueve el infierno tan temido

para dejar por eso de ofenderte.

 

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte

clavado en una cruz y escarnecido,

muéveme ver tu cuerpo tan herido,

muévenme tus afrentas y tu muerte.

 

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,

que aunque no hubiera cielo, yo te amara,

y aunque no hubiera infierno, te temiera.

 

No me tienes que dar porque te quiera,

pues aunque lo que espero no esperara,

lo mismo que te quiero te quisiera.

 

 

Gerardo Diego13

La Gracia

 

Y no valdrán tus fintas, tu hoja prima,

ni tu coraza indómita nielada

a desviar el rayo, la estocada

en la tiniebla a fondo de tu sima.

 

¿No ves centellear, allá en la cima

de gracia y luz diamante, ascuas de espada?

No, esquivo burlador, no valdrán nada

careta ni broquel, guardia ni esgrima.

 

No te cierres rebelde, no le niegues

tu soledad. Es fuerza que le entregues

de par en par tu pecho y coyunturas.

 

Que así vulnera el Diestro, y así elige

-caprichos del deseo- y así aflige

y así mueren de amor las criaturas.

 

 

Antonio Panes14

Enamorado

 

¿Qué incendio, Amor divino, el alma siente,

que, cuanto más tus vivas aguas bebo,

tanto la sed del corazón renuevo,

 y cobra mayor fuerza la ansia ardiente?

 

Con delicias tan dulces su corriente

pone a los labios atractivo cebo;

que aunque son incentivos los que pruebo,

no es posible apartarme de la fuente.

 

Siente la sed amor; y siendo amores

las aguas de que gusta el apetito,

fuerza es que a más beber siga más llama.

 

Con que un ardor bebiendo otros ardores,

vienen a hacer un círculo infinito;

y a ansiar por más amar cuanto más ama.

 

 

Manuel Carpio15

San Agustín y un niño

 

El mar azul haciendo manso ruido,

apenas se agitaba a medio día,

y la brisa templada que corría

halagaba blandísima el oído.

 

Un niño en la ribera divertido

«Voy a vaciar el mar», simple decía,

y con una conchita que tenía

agua sacaba con pueril descuido.

 

«¡Vano afán!» le repuso con dulzura

Aurelio que se hallaba frente a frente;

«¿Cómo agotar el mar, pobre criatura?».

 

«Y ¿cómo», contestó, «podrá tu mente

comprender del Señor la esencia oscura?».

Y siguió desaguando el inocente.

 

 

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Y, para terminar, no un soneto sino un poema sencillo de Teresa de Ávila y que, como dice Joaquín Benito17 es un bello ejemplo de esa lírica que bebe en lo popular y en lo tradicional. Sobre la poca atención que los críticos han dado a su obra dice De Lucas, “cuando ella escribe, Garcilaso ya ha completado prácticamente su obra de tema y métrica renacentista”, sin embargo, “Santa Teresa, parece ignorar los logros conseguidos por la poesía renacentista...”. Coloquio amoroso, es una prueba de ello; presenta una estructura dialogada, conversación de enamorados entre el alma y Dios:

 

Teresa de Ávila16

Coloquio amoroso

 

Si el amor que me tenéis,

Dios mío, es como el que os tengo,

decidme: ¿en qué me detengo?,

o Vos, ¿en qué os detenéis?

 

- Alma, ¿qué quieres de Mí?

-Dios mío, no más que verte.

-¿Y qué temes más de ti?

-Lo que más temo es perderte.

 

Un alma en Dios escondida,

¿qué tiene que desear

sino amar y más amar,

y, en amor toda encendida,

tornarte de nuevo a amar?

 

Un amor que ocupe os pido,

Dios mío, mi alma (y) os tenga,

para hacer un dulce nido,

adonde más la convenga.




1 Fuente: Michaus, M., J. Domínguez. (1990).  El galano arte de leer 2. Antología didáctica. Trillas, México. p 133. Leído en: https://emmalva.wordpress.com/2013/04/10/sonetos-1-explicacion-de-libro/

 

2 Fuente: Blog Concepto. Disponible en: https://concepto.de/soneto/#ixzz8gzEbLpks

 

3 Fuente: Retrato Literario: páginas de literatura. Madrid: Héctor Martínez Sanz

Disponible en: https://retratoliterario.wordpress.com

 

4 Gertrudis Gómez de Avellaneda (Santa María de Puerto Príncipe, Cuba, 23 de marzo de 1814 - Madrid, 1 de febrero de 1873), llamada cariñosamente «Carcajada» o «La Avellaneda», fue una novelista, dramaturga y poetisa cubano-española del Romanticismo. Se instaló en la Península a los veintidós años, donde comenzó a publicar bajo el seudónimo de «La Peregrina» y se dio a conocer con la novela Sab, considerada la primera novela antiesclavista (anterior incluso a La cabaña del tío Tom, de la escritora estadounidense Harriet Beecher Stowe).

Es considerada como una de las precursoras de la novela hispanoamericana, junto a Juana Manso, Mercedes Marín, Rosario Orrego, Júlia Lopes de Almeida, Clorinda Matto de Turner, Juana Manuela Gorriti y Mercedes Cabello de Carbonera, entre otras.

De formación neoclásica, fue valorada en su época como una de las figuras clave del romanticismo hispanoamericano. El tratamiento que dio a sus personajes femeninos la convirtieron en una de las precursoras del feminismo moderno. Entre su vasta obra, destaca su novela histórica Guatimozin, último emperador de México (1846) y sus piezas teatrales Saúl (1849) y Baltasar (1858), considerada esta última como una de las obras maestras del teatro romántico.

 

5 Zacarías Zuza Brun (Irurozqui, 9 de diciembre de 1896-Bahía Blanca, Argentina, 2 de octubre de 1971) fue un poeta y sacerdote español.

Tras estudiar en el Seminario de Vitoria y de Burgos, se ordenó sacerdote en 1919. Fue ecónomo en la parroquia de Zabalza y párroco en Adoain. En 1925 se fue a Argentina. Entre 1949 y 1971 se publican sus poemas en la revista Pregón. En 1991 el Gobierno de Navarra publica una selección de la obra de Zuza, bajo el título Cincuenta Poemas.

 

6 Fray Gerónimo (Mallén, provincia de Zaragoza, mayo de 1587- Zaragoza, 18 de octubre de 1654), escritor, poeta, biógrafo e historiador español.

Parte de sus poemas se reunió y publicó en 1876 y muestran seguir el modelo que ofrecía Lope de Vega; su temática es varia: religiosa, de circunstancias, una égloga de tono garcilasiano y sátiras como Disparates de religiosos imperfectos. Permanece inédita su Historia del Pilar y numerosos otros escritos de diverso carácter, históricos, ascéticos, escriturísticos, etc.

 

7 Lope de Vega (Madrid, 25 de noviembre de 1562-Madrid, 27 de agosto de 1635) fue uno de los poetas y dramaturgos más importantes del Siglo de Oro español y, por la extensión de su obra, uno de los autores más prolíficos de la literatura universal.

El llamado Fénix de los ingenios y Monstruo de Naturaleza (por Miguel de Cervantes) renovó las fórmulas del teatro español en un momento en el que el teatro comenzaba a ser un fenómeno cultural de masas. Máximo exponente, junto a Tirso de Molina y Calderón de la Barca, del teatro barroco español, sus obras siguen representándose en la actualidad y constituyen una de las cotas más altas alcanzadas en la literatura y las artes españolas. Fue también uno de los grandes líricos de la lengua castellana y autor de varias novelas y obras narrativas largas en prosa y en verso.

Se le atribuyen unos 3000 sonetos, cinco novelas, cuatro novelas cortas, nueve epopeyas, tres poemas didácticos y varios centenares de comedias (1800 según Juan Pérez de Montalbán). Amigo de Francisco de Quevedo y de Juan Ruiz de Alarcón, enemistado con Luis de Góngora y en larga rivalidad con Cervantes, su vida fue tan extrema como su obra. Fue padre de la también dramaturga sor Marcela de San Félix.

 

8 Ricardo León (Barcelona, 15 de octubre de 1877 - Madrid, 6 de diciembre de 1943) fue un novelista y poeta español. Entre sus obras se encontraron novelas como El amor de los amores, escrito en 1907, ganadora del Premio Fastenrath de la Real Academia Española; Casta de hidalgos, de 1908; Alcalá de los Zegríes, de 1909; La escuela de los sofistas, de 1910; Humos de rey, de 1923, y Cristo en los infiernos, de 1941. También destacan sus crónicas Europa trágica, además de dos libros de poesía lírica: Lira de bronce, de 1901, y Alivio de caminantes, de 1911. Fue elegido miembro de la Real Academia Española en 1912 y entró a formar parte de ella en 1915, ocupando el sillón B.


9 Fuente: Retrato Literario: páginas de literatura. Madrid: Héctor Martínez Sanz.

Disponible en: https://retratoliterario.wordpress.com

 

10 Fuente: El Coloquio de los Perros. Revista de Literatura.

Disponible en: https://elcoloquiodelosperros.weebly.com/artiacuteculos/petrarca-y-los-origenes-del-soneto

 

11 Fray Luis de León (Belmonte, 1527 o 15281 - Madrigal de las Altas Torres, 23 de agosto2 de 1591) fue un teólogo, poeta, astrónomo, humanista y religioso agustino español de la escuela salmantina

Fray Luis de León es uno de los poetas más importantes de la segunda fase del Renacimiento español junto con Francisco de Aldana, Alonso de Ercilla, Fernando de Herrera y San Juan de la Cruz. Su obra forma parte de la literatura ascética de la segunda mitad del siglo XVI y está inspirada por el deseo del alma de alejarse de todo lo terrenal para poder alcanzar lo prometido por Dios, identificado con la paz y el conocimiento. Los temas morales y ascéticos dominan toda su obra.

 

12 Miguel de Guevara (c. 1585-Charo, Nueva España, c. 1646) fue un poeta y filólogo agustino mexicano.

Es uno de los posibles autores del reputado soneto No me mueve, mi Dios, para quererte; sin embargo, fuera de México, muy pocos son los que adjudican el soneto a Guevara: los españoles Ángel Custodio Vega, agustino como él, Agustín del Saz y José María Valverde (1986).

Guevara escribió además un corto corpus de poesías y también realizó aportes al estudio de las lenguas autóctonas. Era, según sus palabras, experto en las tres lenguas generales de la provincia de Michoacán: el mexicano, el tarasco y el matlatzinca.

 

13 Gerardo Diego (Santander, 3 de octubre de 1896 - Madrid, 8 de julio de 1987) fue un poeta, profesor y escritor español perteneciente a la llamada generación del 27.

Estudia Letras en la Universidad de Deusto, aunque se licencia en la Universidad de Madrid. En 1920 obtiene la plaza de Catedrático de Lengua y Literatura e imparte clases como profesor de instituto en distintas ciudades españolas, como Soria, Santander, Gijón o Madrid

Su actividad literaria comienza a una edad muy temprana, publicando en 1918 su primera obra, el cuento La caja del abuelo, en El Diario Montañés. Su primer libro de poesías, El romancero de la novia, ve la luz en 1920.

En 1962 obtiene el Calderón de la Barca por su retablo escénico El cerezo y la palmera, su incursión en el teatro. El gran reconocimiento del autor llega en 1979 con la concesión del Premio Miguel de Cervantes, que comparte con Jorge Luis Borges.

 

14 Antonio Panes (Granada, 1621 – Torrente, Valencia, 1676). Religioso franciscano, místico, cronista. Es el último de los místicos franciscanos que ilustraron la piedad barroca de Valencia a mediados del siglo XVII.

Para Antonio Panes la mística se alcanza no sólo con el entendimiento escolástico, sino con la simplicidad, la humildad y el afecto piadoso. Escribió en prosa Escala espiritual, en la que describe la subida del alma a la divina unión y presenta sin gran novedad la mística del recogimiento. Es una de las últimas obras de la mística española.

 

15 Manuel Eulogio Carpio Hernández (Cosamaloapan de Carpio, 1 de marzo de 1791 - Ciudad de México, 11 de febrero de 1860), conocido como Manuel Carpio, fue un relevante intelectual mexicano del siglo XIX y artífice de la medicina científica en México. Fue poeta, médico, filósofo, maestro y político, además de ser considerado como padre del Romanticismo mexicano, fue miembro distinguido de la Academia de Letrán, y de la Academia Nacional de San Carlos de México.

Su personalidad y obra se caracterizan por sus profundas convicciones religiosas y humanistas, haciendo que “el amor y la caridad fueran la regla de su vida”.

 

16 Teresa de Ávila (Gotarrendura o Ávila, 1515 - Alba de Tormes, 4/15 de octubre de 1582) fue una monja, mística y escritora española. También es conocida como Santa Teresa de Jesús. Su nombre secular fue Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada. Junto con san Juan de la Cruz, se la considera la cumbre de la mística experimental cristiana.

 

17 Joaquín Benito de Lucas, La poesía de santa Teresa. Entre la tradición y lo divino, Madrid, Ediciones Rialp, 2015, p. 13. Leído en https://insulabaranaria.com/2016/04/08/el-poema-coloquio-amoroso-de-santa-teresa-de-jesus/

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