SEREMOS DE MÁS BENDICIÓN
1 INTRODUCCIÓN
Cómo podemos ser de más bendición en este 2022
Una aspiración de cara al nuevo año
El mensaje de hoy nace de una aspiración de cara al nuevo año.
Al comienzo de este nuevo año, una poderosa aspiración se ha fijado en mi pensamiento, como una sana obsesión que conduce mis acciones de una forma consciente o inconsciente, pero creo que siempre agradable al Cielo. Se trata del deseo sincero de querer ser de bendición. Mejor dicho, de ser de más bendición que hasta la fecha. Mi mensaje de esta semana intentará responder a esta pregunta: ¿Cómo podemos ser de más bendición? ¿Cómo bendecir más nuestro mundo, el reino de Dios y a los que nos rodean en este 2022?
2 UNA ASPIRACIÓN PARA EL NUEVO AÑO:
¡QUEREMOS SER DE MÁS BENDICIÓN!
¿Cómo ser de más bendición de lo que lo hemos sido hasta ahora? Más adelante contestaré a esta importante pregunta, pero ahora quiero que veas que
3 SOMOS UN PUEBLO BENDECIDO PARA SER BENDICIÓN
Todo comenzó con Abraham, Isaac y Jacob.
Abram:
Génesis 12:1-3
Y el Señor dijo a Abram:
Vete de tu tierra,
de entre tus parientes
y de la casa de tu padre,
a la tierra que yo te mostraré.
2 Haré de ti una nación grande,
y te bendeciré,
y engrandeceré tu nombre,
y serás bendición.
3 Bendeciré a los que te bendigan,
y al que te maldiga, maldeciré.
Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.
En Génesis 17 le cambia el nombre de Abram, padre enaltecido, a Abraham, padre de multitudes.
En este cambio de nombre hay un mensaje. Un enemigo de la bendición es el enaltecimiento. En nuestro orgullo no seremos de bendición.
[En cuanto a mí, he aquí, mi pacto es contigo, y serás padre de multitud de naciones. Y no serás llamado más Abram; sino que tu nombre será Abraham ; porque yo te haré padre de multitud de naciones .
Génesis 17:4-5]
Ahora, como Abraham, el Señor le repite la promesa:
Génesis 18:8: ¿… puesto que ciertamente Abraham llegará a ser una nación grande y poderosa, y en él serán benditas todas las naciones de la tierra?
Ahora bien, la promesa hecha a los patriarcas de Israel, Abraham, Isaac y Jacob, incluye el ser de bendición a las familias y naciones de la Tierra. Así se lo dijo a Abram: “te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición” (…), “y en ti serán benditas todas las familias de la tierra” (Génesis 12:1-3). Fue confirmado a Isaac: “y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra” (Génesis 26:4). Y posteriormente a Jacob: “y en ti y en tu simiente serán bendecidas todas las familias de la tierra” (Génesis 28:14).
Indudablemente, dicha bendición tenía que ver con la llegada del Mesías, de lomos de esos hebreos, que sería la salvación y la paz de todos los hombres que pongan su fe en Él. Pero es igualmente cierto que el pueblo de Dios (antes Israel y ahora también la Iglesia) somos portadores de esta bendición y que, mediante la vida de Cristo en nosotros, tenemos un llamado a ser de bendición a individuos, familias y naciones. ¡Qué gran tarea! ¡Qué gran responsabilidad! ¡Cuán inmensurable honor!
Somos un pueblo bendecido para ser bendición. Y yo, en este nuevo año, deseo ser de más bendición que el anterior, a través de mi vida, con todo lo que tengo y con todo lo que soy.
¿Quién es la simiente? Jesús. En Jesús esta promesa se cumple:
Jesús y nosotros:
Lo primero que debemos dejar asentado como una sólida base es que somos los herederos en Cristo de la bendición de Abraham: “A fin de que en Cristo Jesús la bendición de Abraham viniera a los gentiles, para que recibiéramos la promesa del Espíritu mediante la fe” (Gálatas 3:14). A través de Cristo y por la fe en Él, somos herederos de la promesa de bendición y justificación para salvación hecha a Abraham: “Y si sois de Cristo, entonces sois descendencia de Abraham, herederos según la promesa” (Gálatas 3:29).
Este es el orden:
Abraham, Isaac, Jacob, Jesús y nosotros…
4 RESUMIENDO:
La promesa, el juramento, el pacto sigue con nosotros. Somos el pueblo de Jesús: bendecidos para ser bendición:
- hermano, hermana, serás bendición (Génesis 12:2).
- Iglesia: en ti serán benditas todas las familias de la Tierra (Génesis 12:3 y Génesis 28:14).
- Hombre de Dios, mujer de Dios: el Señor dice: en ti serán benditas todas las naciones de la Tierra (Génesis 18:8 y Génesis 26:4).
5 ENTONCES, VOLVAMOS A NUESTRA ASPIRACIÓN PARA EL NUEVO AÑO:
¡EN 2022 QUEREMOS SER DE MÁS BENDICIÓN!
¿Pero cómo lograr ser una mayor bendición? Aquí te dejo algunas claves que serán, de seguro, una buena inspiración para esta gran aspiración.
1. Creamos que somos una bendición para los demás
Todo, en la vida del cristiano, es por la fe. Para ser hijos de Abraham y tomar las bendiciones en Cristo debemos creer en lo que Jesús es para nosotros y en lo que nos ha dado para que vivamos en su bendición. ¿Cómo podremos ser de más bendición si no vivimos en una vida plena de bendición, que es nuestra herencia por la gracia de Dios?
Ahora bien, no importa lo pequeño que te sientas en el Señor, Dios te tiene en la Tierra para que seas una bendición a otros. Como la Dorcas de Hechos 9 (versos 36 al 40), la que resucitó Pedro, Dios te puede usar con algo tan sencillo como aguja e hilo. Probablemente Tabita (el otro nombre de esta hermana en la fe de Jope), no se imaginaba cuánto el Señor la estaba usando para bendecir las vidas de sus vecinos. Sin embargo, al fallecer, no dejaron que el Cielo la disfrutara aún, sino que insistieron al apóstol por un milagro: “entonces… todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas”. Tanto la extrañaron que el Señor la envió de regreso a la Tierra para que Tabita fuese aún de más bendición pues, desde ese momento, ya no solo “abundaría en buenas obras y en limosnas”, como nos relata el Nuevo Testamento, además sería portadora de un poderoso testimonio al tener una historia que contar, con la evidencia de su propia resurrección.
LA CAPACIDAD DE BENDICIÓN DE LOS SOBREVIVIENTES
Cree que el Señor te quiere hacer de más bendición, y no te compares con nadie. Tal y como eres, y con aquello que tienes y que te viene a la mano hacer, abunda “en buenas obras y en limosnas”. Vive de tal forma que el Cielo te anhele, porque el Señor desee tu amistad más cercana, y la Tierra te extrañe si partes, porque has tejido vestidos de amor con tus actos de bondad.
Eso sí, cree que puedes ser de más bendición y, al mismo tiempo, no te lo creas. Que no se nos suba a la cabeza y nos sintamos imprescindibles y grandiosos, como si la bendición fuese por nosotros mismos. No. Somos de bendición por el Espíritu de Cristo en nosotros. Es por tener la simiente de Abraham, Isaac y Jacob. “No yo, la gracia de Dios en mí”, decía Pablo (1 Corintios 15:10). No soy yo, es “Cristo que vive en mí” (Gálatas 2:20). Me parece interesante que, para que el Señor le cumpliese la promesa, Abraham primero vivió un proceso. Pasó de llamarse Abram (Padre enaltecido) a Abraham (Padre de multitudes). En este cambio de nombre hay un mensaje: un enemigo de la bendición es el enaltecimiento. En nuestro orgullo no seremos de bendición. Por eso, creamos que somos una bendición como hijos de Dios, pero no nos lo creamos hasta el punto de que alguien nos califique de engreídos. En la humildad y dependencia del Espíritu Santo estará nuestro poder, ya que el Señor podrá usarnos sin el peligro de que le robemos la gloria o de que intentemos hacer las cosas fuera de su plan, como les sucedió a Sarai y Abram cuando pensaron que Agar era la ayuda que necesitaban para tener un hijo y no el poder sobrenatural de Dios. ¡Cuántos Ismaeles he podido fabricar yo por no confiar y esperar en el Señor!
Seguimos con la pregunta ¿Cómo ser de más bendición en este 2022?
2. Llenos de compasión
Llenos de compasión, como Dorcas. Que esa compasión nos mueva a ayudar a otros; nos saque de nuestra área de confort para llevar amor y actos de misericordia a otras familias. Simplemente amando, seremos de más bendición.
Escuchemos al Maestro en su enseñanza: “Sean ustedes compasivos, como también su Padre es compasivo” (Lucas 6:36. DHH). Y Pablo lo expresó así: “Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo” (Efesios 4:32. DHH). Ser compasivos no es una opción, es un mandato. Amar y perdonar no es una opción, es una naturaleza.
Me parece que 1 Pedro 3:8-9 está en armonía con este pensamiento de hoy, en mi soliloquio. Permitidme el atrevimiento de ordenar el verso de otra forma. Originalmente dice: “Sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición”. ¿Qué tal si abordamos esta verdad así?:
Puesto que fuisteis llamados para heredar bendición, sed compasivos, amándoos… no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino bendiciendo…
O, dicho de otro modo, nuestra posición ventajosa, de gente bendecida, ya que hemos heredado bendición, nos otorga la posibilidad de dar perdón, porque hemos sido perdonados primero; de amar, porque se nos ha amado por gracia; de bendecir a todos, incluso a los que nos hacen mal o nos maldicen.
El mismo Martin Luther King y, ante todo, Jesús, nos han modelado estas acciones.
3. Al vivir más cerca del Señor
El Señor es galardonador de los que lo buscan (Hebreos 11:6) y busca en el secreto y recompensará en lo público (Mateo 6:6) (si hubiesen estado en mi secreto)
Porque ¿quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó? No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos profetizaban. Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras.
Jeremías 23:18,21-22
Comentarios
Publicar un comentario